Emprendedor

Sobre todo en el corriente Siglo XXI, en el mundo de los negocios, el término emprendedor es muy usado como sinónimo de empresario, aunque su principal diferencia es que el emprendedor inicia desde cero, mientras que muchas veces el empresario lo hace desde una empresa ya consolidada. 

¿Qué es un emprendedor?

El nombre de emprendedor es dado a toda persona que, comenzando desde una idea que puede ser propia o ajena, y con visión de futuro, crea una oportunidad de negocio bajo un criterio empresarial, generalmente consiste en un producto o servicio nuevo e innovador, y para el cual asume un riesgo financiero. 

Otra definición muy apropiada es que se trata de todo individuo que identifica una necesidad, crea por ella una oportunidad y reúne los recursos necesarios para tomarla, igualmente asume un riesgo financiero también en este caso. 

Aunque este tipo de personas siempre han existido, de hecho las grandes empresas comenzaron como un emprendimiento (Ford, Firestone, Microsoft, Amazon, Netflix) y sus fundadores no eran conocidos por este nombre, en la actualidad es un término y actividad muy de moda.

Su proliferación se debe a que en esta época de economía contraída a nivel mundial, las personas se han visto obligadas a recurrir a su creatividad lo que ha conllevado a la creación de nuevas empresas, y nuevas formas de producción, a partir de la tangibilización de ideas, siendo esta una oportunidad de insertarse en el mercado laboral y, a la vez, de proporcionar nuevos. 

A pesar de que el riesgo que asume el emprendedor es grande, y por lo general lo hace de forma individual, esta actividad ha sido generadora de grandes avances tecnológicos, a la vez de ser factor impulsor de las economías.

Etimología e historia

Emprendedor viene de la palabra Emprender, la cual a su vez tiene su origen en los prefijos latinos “in” (que significa “en”) y la palabra, también latina, “prendĕre” (que traduce coger o tomar).

Igualmente, se relaciona con la palabra francesa entrepreneur que en el Siglo XVI se refiere a aquellos hombres que se embarcan al Nuevo Mundo buscando riquezas y oportunidades con la incertidumbre de que les deparaba esta aventura, también hacía referencia a los hombres en expediciones militares. 

Luego, comenzando el siglo XVIII, los franceses comenzaron a llamar entrepreneur a los  constructores y a los arquitectos. 

En 1755, un escritor francés llamado Richard Cantillon definió esta acepción como “el proceso de enfrentar la incertidumbre” en el contexto económico. Como consecuencia, este término se utiliza para señalar a toda persona que iniciaba una empresa y, por lo general, esta persona era reconocida como innovadora.

En la época moderna, esta denominación le es dada indiferentemente a toda persona que crea una empresa, que identifica y desarrolla una oportunidad de negocio o que inicia un proyecto por iniciativa y decisión propias.

Respecto a su evolución histórica, se puede decir que el emprendimiento está presente desde los propios orígenes de la humanidad siendo una actitud innata en el hombre, ya que siempre ha buscado mejores métodos para hacer las cosas a la vez que mejores cosas para su bienestar.   

Durante los Siglos XIII y XIV el emprendimiento, como actividad innovadora, no era permitido, ya que se consideraba que todo aquel que comerciara con productos (esto incluía materia prima) elaborados por otras personas, no tenían derecho a enriquecerse más que aquellas. Esta actitud fue motivo de gran retraso económico.

Luego, en los Siglos XVI y XVII era más crítico el querer ser un emprendedor, por cuanto las personas que tuviesen ideas que llegaran a significar nuevos procesos o aparatos que aumentaran la producción, eran acusados de perjudicar económicamente a los artesanos y campesinos. Tanto así, que se trató de acusarlos de brujería y otras supersticiones semejantes. 

Posteriormente, a partir del Siglo XVI el término emprendedor fue establecido por los franceses, como actualmente se conoce en el contexto de la economía, como una persona que contribuye con el progreso, mediante la creación de nuevas formas de procurar el bienestar y la comodidad de los miembros de la sociedad.

En el año 1810, el economista, también francés, llamado Jean Baptiste Say, se refirió al emprendedor como: “un agente de cambio que reúne y combina los medios de producción, recursos naturales, humanos y financieros, para construir un ente productivo y encuentra el valor recibido de los productos, la recuperación del capital invertido, de los gastos que incurrió y de las utilidades que busca”. 

emprendedor

Factores de producción

Los factores de producción se entienden como todos los recursos utilizados para producir bienes o servicios, de tal forma que puedan satisfacer una necesidad o mercado. Por lo general, los productos son fabricados mediante la transformación de la materia prima o de otros productos ya manufacturados. Estos factores de producción se dividen en: 

Tierra

Abarca los recursos naturales necesarios para el proceso productivo. Su utilidad productiva y económica van de la mano con la actividad a que se dedique la empresa, como ejemplo se tiene la tierra destinada a los cultivos (si la empresa se  dedica a la producción agrícola), tierra apta para construcción (si se dedica a edificaciones), tierra con riquezas mineras, con fuentes de energía, etc.

Todas las anteriores serían de valor estratégico para la empresa del sector asociado, sin embargo, no sucede lo mismo si la actividad a que se dedica la empresa no implica la necesidad de usa de la tierra, por ejemplo, si una empresa de tecnología posee o se asienta sobre un terreno cultivable, este último no tiene valor medular productivo para la organización.

Trabajo

Refleja el esfuerzo humano necesario para la producción de los bienes o servicios, también es definido como el tiempo que el trabajador dedica a la producción, lo cual a su vez conlleva a la cuantificación del mismo (típicamente en horas / hombre) a fin de remunerar al empleado según su producción o remuneración acordada.   

En este sentido, es claro que el trabajo puede ser físico (como el caso de un agricultor) o intelectual (por ejemplo un profesor), la diferencia básica entre ambos es que para el segundo caso son necesarios años de estudio mientras que el agricultor aprende su oficio con la práctica.

Ahora bien, en la actualidad, el trabajo intelectual está mucho más demandado que el físico, además de que resulta mejor remunerado y posicionado dentro de la escala económica de cualquier país, esto porque se considera que su aporte es mayor al proceso productivo. 

Capital

Este factor de producción, encierra todos aquellos bienes que pertenecen a la empresa, y que son necesarios para la transformación de la materia prima en bienes y servicios. Ejemplos de ellos serían las maquinarias, las computadoras, herramientas, etc., siempre y cuando estén asociados al proceso productivo.

En este punto es necesario aclarar que el dinero, por sí solo, no se considera parte del capital, a excepción si se utiliza directamente para la elaboración de los productos, en cuyo caso se le denomina “capital financiero”. 

Tecnología

Son todos los equipos, conocimientos, métodos y procedimientos que, utilizados de forma coherente y secuencial, permiten la fabricación de bienes y servicios. Si bien es cierto que las maquinarias y herramientas forman parte del capital, hay otros elementos donde no ocurre así y que se asocian con la tecnología.

Ejemplo de equipos y procedimientos, que califican dentro de la tecnología y no como capital en lo referente a factores de producción, son las metodologías para el mantenimiento de equipos o los outsourcing contratados para cumplir ciertas funciones inherentes al proceso productivo.

Habilidades Empresariales

Son las aptitudes de la persona encargada de la empresa que cumple con el proceso productivo, básicamente es quien organiza, estructura y conjuga, de forma óptima, todos los factores productivos de tal forma que sean rentables para la empresa.

En esta clasificación es donde encaja el emprendedor al cumplir estas funciones, por ser el creador de la organización, el que lleva a cabo la idea y conoce lo necesario para la elaboración del bien o servicio asociado a su emprendimiento, es decir, que mantiene a flote su empresa.

En la economía moderna se postula que las habilidades empresariales que posea el emprendedor, más que los otros factores de producción, serán las que definan el éxito o fracaso de la empresa. 

Características del emprendedor

Un emprendimiento demanda, por parte de su creador, gran cantidad de  esfuerzo, trabajo duro, dedicación y ambición al logro implicando incertidumbre por el cambio, esto último dado por la inversión de dinero y tiempo que se hace sin saber, exactamente, qué le depara el futuro. 

Esto tiene sus recompensas, puesto que resulta personalmente satisfactorio fundar desde cero una empresa y hacer un trabajo de propia elección, creando tus infraestructuras y organizándose de acuerdo a sus propias necesidades.

Por estas razones, el emprendedor deben tener algunas características especiales que le permitan afrontar con éxito el reto que asume y, en especial, sobrevivir en el mercado que haya elegido sabiendo que la competencia es feroz en todo terreno. 

A continuación, se presentan algunas características, habilidades y aptitudes que, se piensa, definen a un buen emprendedor, esto no quiere decir que son las únicas que debe poseer ni que debe tenerlas todas, ya que estas varían con la personalidad y el emprendimiento en sí será quien establezca lo que se necesita para llevarlo a buen término. 

  • Pasión: trabaja sin descanso para su negocio y lucha por alcanzar sus metas y sueños a través de él. 
  • Creatividad: siempre está dispuesto a crear e innovar por lo que les es fácil tener nuevas ideas y llevarlas a la realidad. 
  • Perseverancia: cuando tienen algún revés tratan de aprender de él para desarrollar otras ideas. No se permiten rendirse sea cual sea la situación.
  • Siempre están a la caza de oportunidades: tienen la intuición para detectar oportunidades y necesidades de los consumidores, para aportar soluciones innovadoras.
  • Confianza en sí mismo: tienen clara su meta, se plantean que con trabajo y esfuerzo llegan a ella, aunque el camino no sea fácil. 
  • Tomador de decisiones: sabe tomar las mejores decisiones porque conoce su negocio.
  • Procura aprender en forma constante: está en continua formación en todo lo que concierne a su empresa / emprendimiento (formación técnica) y lo que le permite gestionarlo (formación humanística y de negocios). 
  • Habilidades comerciales: debe conocer aspectos como las ventas, la negociación y relaciones con clientes, proveedores, colaboradores e inversionistas. 
  • Valentía: acepta los retos y se arriesga en forma calculada sin ser temerario.
  • Gusta de trabajar en equipo: distribuye responsabilidades y asignaciones consciente de que no puede hacer todo, como buen líder, debe saber cómo dirigir a su equipo de trabajo. Está consciente que sin el trabajo sinérgico de su equipo, jamás logrará alcanzar sus objetivos.

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El poseer estas características es un gran paso para el éxito del emprendedor, sin embargo, como complemento indispensable es necesario poseer, o desarrollar, una actitud y liderazgo positivo, a la vez de saber transmitir su entusiasmo a sus colaboradores.

Tipos de emprendedores

Los emprendedores, por su propia forma de ser, son personas que perciben oportunidades en todos lados que algunas veces no son visibles para todos, pero tienen la capacidad de buscarla y/o detectarla. 

Por naturaleza son entusiastas,  motivados y optimistas ante el futuro, es decir, donde otros ven problemas, ellos ven nuevos retos e idean cómo darles solución. 

A pesar de lo anterior, y como es lógico, no todos los emprendedores tienen las mismas actitudes y aptitudes, sino que poseen distintas formas de estos elementos que los hacen diferentes entre sí y, a la vez, definen la posible ruta de su emprendimiento. 

La clasificación de los emprendedores, desde el punto de vista personal aplicado a la economía, es muy amplia, como sucede en todas las ciencias de carácter social, por lo que es posible que uno de ellos califique en más de una de las tipologías que a continuación se presentan o que evolucione a través de varias de ellas hasta llegar a la que mejor se ajuste como dirigente de su empresa.

La tipología que se propone, se basa en las actitudes y aptitudes, que el emprendedor debería poseer desde el punto de vista del desarrollo económico y de negocio para su emprendimiento.

  • Emprendedor visionario: aunque crea su negocio a partir de su visión, es realista al divisar su futuro, siempre estando pendiente de tomar cualquier oportunidad que se le presente y que pueda representar un negocio viable y rentable.
  • Emprendedor inversionista: gusta de invertir con el fin de aumentar su dinero para, de esta forma, poder tomar más oportunidades sabiendo diferenciar las buenas de las malas como factor decisivo de inversión. Es excelente rentabilizando su empresa.
  • Emprendedor oportunista: antes de emprender cualquier idea, la estudia y observa buscando varias formas de llevarla a la realidad, si es una necesidad analiza cómo puede satisfacerla de varias formas, en otras palabras, siempre busca varias alternativas de solución a un mismo problema.
  • Emprendedor apasionado: le fascina su trabajo, lo disfruta y procura obtener lo mejor de él. Trata de hacer realidad toda idea que tenga, en el proceso de su desarrollo, puede pasar muchas horas y días laborando en ella sin descanso.
  • Emprendedor por necesidad: aquel que por falta de trabajo u oportunidades en el mercado laboral, busca opciones para generar dinero en forma rápida y continua. Es un tipo de emprendedor que es muy rápido, tanto en la búsqueda como en la capitalización de oportunidades.
  • Emprendedor persuasivo: por ser un líder nato, influye en las personas de tal forma que las atrae para que formen parte de su emprendimiento, don que le resulta muy útil para conseguir financiamiento e inversionistas. Aunque puede que no genere ideas, si tiene la habilidad de impulsarlas llevándolas a la realidad de la manera más óptima posible.. 
  • Emprendedor social: son los emprendedores que desean crear como aporte para modificar el mundo, consideran que con sus ideas pueden erradicar, o por lo menos minimizar, problemas sociales como la pobreza, daños a la naturaleza y medio ambiente, discriminación, entre otros.
  • Emprendedor por azar: es aquel que forma parte de un emprendimiento sin haberlo planificado anteriormente, ejemplo de ello cuando le heredan el negocio o cuando es invitado por terceros a formar parte de un emprendimiento, en este último caso siempre es porque tienen  alguna habilidad que será útil a la empresa en formación. 

Se caracterizan porque les gusta tomar riesgos bien estudiados. 

  • Emprendedor intuitivo: se deja llevar por la intuición, cuando ve una oportunidad la toma o la deja basado en sus instintos, estos últimos lo hacen tomar riesgos que no siempre resultan en buenas decisiones, sin embargo, en muchas ocasiones, sus ideas finalizan en un buen acierto para su emprendimiento aumentando así sus ingresos. 

No es dado a pedir consejos o asesoramiento lo que, en muchos contextos, le representa una desventaja, sobre todo en el terreno económico.

  • Emprendedor especialista: posee características parecidas al emprendedor visionario, sin embargo, el especialista se enfoca en un solo proyecto o área bien específica. Es el típico experto en una materia o disciplina y en torno a ella giran sus ideas y, en consecuencia, su emprendimiento el cual lleva a cabo de manera altamente razonada y estudiada. 

Como ya se explicó, esta clasificación no es rígida, ya que un emprendedor puede ser del tipo visionario e intuitivo con rasgos de inversionista o por el contrario ser apasionado y social pero que entró en este mundo por azar. Lo importante es que tengan claras sus aptitudes para así capitalizarlas en un emprendimiento exitoso.

Algunos ejemplos de emprendedores

En la mayoría de los casos, mucho conocen a alguien que haya realizado o se encuentre en curso de algún emprendimiento, esto porque la actividad se ha masificado por las características de la actual economía que no solo, en ocasiones, obliga a tomar este camino son que también lo facilita, apalancando en el desarrollo tecnológico y la globalización. 

A continuación, y ha modo motivacional, se presentan algunos ejemplos de emprendedores exitosos:

Bill Gates

Mejor conocido como el fundador de Microsoft y su idea de las ventanas en los programas informáticos, es uno de los emprendedores más jóvenes y exitosos que en el garaje de su casa dio forma a su idea de creación de software aprovechando una época marcada por la fiebre de la informática. 

Steve Jobs

Fundador de Apple, fue un emprendedor tecnológico que además de crear los primeros ordenadores de su empresa, se adelantó a su tiempo en el sentido de que detectó la necesidad, y oportunidades, para la tecnología móvil y apostó por los teléfonos móviles como forma de mejora en las comunicaciones de la población.

Walt Disney

Fue pionero del dibujo animado que comenzó dibujando para otros, pero vio la oportunidad del género del dibujo animado fundando así su propia empresa,  teniendo como principal capital sus actitudes como emprendedor y sus habilidades como dibujante, con las que logró la construcción de su imperio financiero.

Henry Ford

Fue un emprendedor del área de automovilismo, e innovador convencido, creó técnicas tanto para la optimización de los motores para sus automóviles como para la administración del talento humano, combinó sus ideas para crear la compañía pionera en la fabricación de automóviles. 

Jeff Bezos

Fundador de Amazon, emprendimiento por demás exitoso y que fue una idea única en su clase, la cual busca satisfacer la necesidad de ofrecimiento de productos a bajo costo por publicidad, por otra parte también cubre la necesidad de compra rápida y sin traslado por parte de los consumidores. 

Actualmente, no se dedica exclusivamente a la compra y venta de productos, sino que ofrece un servicio audiovisual de contenidos propios. 

Como se puede observar, todos estos emprendedores (y muchos otros) iniciaron su negocio poniendo en práctica sus ideas, y sin más capital que su intelecto, su espíritu innovador y su capacidad de tomar las oportunidades que se les presentaron.