Bien público (economía)
Con una gestión generalmente a cargo del Estado, se considera bien público a toda clase de bienes que persigue u ofrece un consumo indivisible, en el que no existen exclusiones al momento de ser compartidos por los integrantes de una comunidad.
¿Qué es un bien público en economía?
En líneas generales, se habla de todo bien con carácter colectivo que no se presta a la compra o venta dentro de ningún mercado. Es decir, su uso y disfrute no evidencia distinciones, estando al alcance de cualquier ciudadano siempre que el mismo respete la jurisdicción aprobada en miras de su protección.
En palabras más simples, engloba los bienes accesibles para todas las personas sin mayor restricción que las emitidas por el gobierno o autoridad encargada de su titularidad y/o administración, como es el caso de los parques, playas y alumbrado público.
Origen de la terminología
El concepto de bien público data de tiempos del Imperio Romano, época en la que el Estado, comienza a proveer ciertos derechos públicos a la ciudadanía en general, por ejemplo, la seguridad, concesión de terrenos municipales, justicia e incluso, gestión del agua.
¿Quién gestiona los bienes públicos?
Si bien la mayor parte de las veces la gestión y/o provisión de estos bienes es exclusiva del Estado, el sector privado está en capacidad de proveerlos, para muestra una señal de radio, ya que brinda un disfrute global sin pagar nada a la institución privada que la gestiona.
Principales características de los bienes públicos:
Considerando lo antes explicados, se pueden deducir los tres principales criterios que definen a un bien privado:
- Consumo conjunto: ya que son bienes que brindan utilidad a varios usuarios en simultáneo.
- Igualdad: no hay exclusiones de consumo tanto de individuos, como de un colectivo en general.
- No existe rivalidad: esto implica que el acceso no se ve limitado – o afectado – por el consumo de una nueva persona.
En resumidas cuentas, los bienes públicos se caracterizan por la falta de rivalidad, debido a que su uso o disfrute por parte de un usuario más, no representa limitación al colectivo que acostumbra a utilizar; para muestra se retoma el ejemplo de la señal de radio, que permite a varios usuarios disfrutar de su sintonía al mismo tiempo.
En lo que respecta a su calidad de no excluyente, se explica en el hecho de que al carecer de precio, se elimina la discriminación para su disfrute o uso, lo que llevado al ejemplo anterior, se evidencia en que cualquiera podrá escuchar la señal del radio sin haber contribuido con su emisión, mantenimiento o protección.
Tipos de bienes públicos y sus respectivos ejemplos:
De acuerdo al rigor que cumplen, pueden encontrarse dos grandes categorías de bienes públicos, por un lado los puros, y por el otro, los impuros; ahora bien, en función de la propiedad de “no exclusión” se evidencian dos tipos, los excluyentes y los no excluyentes, a continuación los detalles de cada uno.
1.- Bienes públicos puros
Este tipo de bien público reúne a aquellos en el más estricto sentido de la palabra, es decir, cumplen a rajatabla el trío de criterios que definen al concepto; por ejemplo, la defensa nacional y el alumbrado público.
2.- Bienes públicos impuros
A diferencia del escenario anterior, estos bienes solo cumplen los criterios de consumo conjunto e igualdad, ya que existe al menos rivalidad parcial, puesto que su el acceso o disfrute de un nuevo individuo supone una merma en la disponibilidad del resto.
Ejemplo de ello es una carretera, la cual en principio podrá ser utilizado por muchos conductores, pero llegará el momento en que el transitar de un vehículo adicional representa la disminución bien sea de la velocidad, o de la seguridad del resto de los conductores.
3.- Bienes públicos excluyentes
Se refiere a los bienes públicos que están sujetos a alguna regulación o gestión en cuanto a su consumo o disfrute, si no se cancela un importe; este es el caso de las autopistas con peaje, en las que se demanda un abono como condición para continuar circulando por ella.
4.- Bienes públicos no excluyentes
El último tipo de bien público corresponde a esos en los que resulta imposible impedir el acceso a este, por parte de aquellos que no pagan por él; por ejemplo, el aroma que sale de una pastelería.